miércoles, 1 de abril de 2009

crónica de una muerte anunciada



"Muchachas-les decía- no se peinen de noche que se retrasan los navegantes."



"Halcón que se atreve con garza guerrera, peligros espera".Pero él no me oyó, aturdido por los silvos quimércos de María Alejandrina Cervantes. Ella fue su pasión desquiciada, su maestra de lágrimas a los 15 años, hasta que Ibrahin Nasar se lo quitó de la cama a correazos y lo encerró más de un año en El Divino Rostro. Desde entonces siguieron vinculados por un afecto serio, pero sin el desorden del amor, y ella le tenía tanto respeto que no volvío a acostarse con nadie si él estaba presente.

De pronto sentí los dedos ansiosos que me soltaban los botones de la camisa, y sentí el olor peligroso de la bestia del amor acostada a mis espaldas, y sentí que me hundía en las delicias de las arenas movedizas de su ternura. Pero se detuvo de golpe, tosió desde muy lejos y se escurrió de mi vida.


-No puedo-dijo-: hueles a él.


"Era como estar despierto dos veces"



María Alejandrina Cervantes, de quien decíamos que sólo había de dormir un vez para morir, fue la mujer más elegante y la más tierna que conocí jamás, y la más servicial en la cama, pero también la más severa(...) Nos enseñó mucho más de lo que debíamos aprender , pero nos enseñó sobre todo que ningún lugar de la vida es más triste que una cama vacía.


Fragmentos de Gabriel García Marquez, y que tanto me recuerdan a las mujeres de Dior, en su primavera verano 2009.

1 comentario: